Nunca perder la curiosidad por aprender algo nuevo. Esa es una de las premisas de vida de Sofía Blandón Quiróz, nuestra egresada hace poco fue nombrada como profesora de música de los Niños cantores de Viena, uno de los coros de niños más reconocidos del mundo.
Y han sido precisamente esa curiosidad y ese amor por la música, las que han llevado a Sofía donde está hoy: “La pasión que despierta en mí interpretar una pieza, cantar, tocar, dirigir, componer, es el motor de mi día a día”. Cuenta Sofía.
El gusto y la pasión de Sofía por la música se manifestó desde que estaba en nuestro colegio: de su paso por el CCB, recuerda con mucho cariño sus años en la banda musical y los festivales intercolegiados.
Al graduarse del colegio, comenzó sus estudios en Música con énfasis en composición en la Universidad EAFIT y allí descubrió que también le apasionaba la dirección orquestal; por eso decidió continuar su formación con un doble énfasis: quería ser compositora y directora de orquesta.
Para alcanzar las metas que se ha trazado, la disciplina, ha sido un componente determinante en su carrera profesional. Durante su paso por EAFIT, también formó parte del coro de cámara Arcadia, dirigido por la maestra Cecilia Espinosa, con quienes tuvo la posibilidad de participar en diferentes concursos y festivales de música coral en todo el mundo.
Fue así, conociendo, experimentando y disfrutando, que se enamoró de Viena, la ciudad donde hoy vive y en la cual realizó una maestría en pedagogía musical. Esta apertura hacia lo diferente y lo nuevo, tiene su origen de sus años en el CCB: “Recuerdo, por supuesto, con especial afecto, el intercambio que hicimos a Inglaterra, que me abrió la mente para pensar en nuevos horizontes y sembró en mí la pasión por conocer lugares nuevos y culturas nuevas”:
Cultivar las pasiones, aprovechar las oportunidades y trabajar por los sueños. Esas son los consejos que hoy le da esta apasionada por la música y la enseñanza a quienes forman parte del mismo CCB del que ella se graduó.
“Mi verdadera inspiración es ver el brillo en los ojos de un niño que interpreta música que le llena el alma y ver su emoción al llevar un ritmo junto a otras personas”.
Estamos muy orgullosos de Sofía, porque nos demuestra que sin importar el camino que elijamos, desde que lo recorramos con amor y disciplina, grandes cosas pueden suceder.