Nombre: Santiago Orrego Henao
Edad: 27 años
Año de graduación CCB: 2009
Profesión: Publicista y Músico para la industria.
No se puede negar que somos más humanos cuando sentimos y nos conectamos con aquel punto profundo en nuestro interior, donde guardamos nuestras emociones, afectos y sensaciones. No en vano, siempre recordaremos aquella canción o publicidad que nos roba una lágrima, nos transporta emocionalmente a otro lugar, nos hace reír, llorar, o simplemente nos hace recordar.
Entre estos mundos de intenciones para crear sensaciones transita Santiago Orrego, como director operativo en una agencia publicitaria y como cantautor. “Ambas sirven para transmitir ideas, despertar emociones, generar impacto en las personas”, comenta.
Hilar este camino entre ambos mundos no empezó como Santiago esperaba: un plan B para estudiar, un viaje al exterior, aprender un nuevo idioma, una irremediable epifanía y regresar en busca de la otra mitad del sueño.
“Publicidad la elegí por descarte, porque no pasé a música cuando salí del colegio y tenía que estudiar alguna cosa. La técnica para la industria la elegí por pasión. Después de graduarme de publicidad, me fui a vivir a Brasil para aprender otro idioma, pero allá me di cuenta que lo que me gustaba iba por otro lado, entonces, regresé para estudiar música”.
Dicen que el destino no pelea con nuestros planes, ¿pero y los sueños? Para eso tenemos a Santiago, la prueba de que el destino no es más que el final de un recorrido que se forja con pasiones.
¿Cómo no ser así? Santiago tiene una mirada paciente y positiva frente a la vida, aun cuando encontrar el lado bueno es tarea dura, él hace uso del humor para “suavizar la vaina”.
“Hay frases que podrán ser muy clichés, pero que son mi filosofía de vida: todo es cuestión de actitud y lo importante es recordar que siempre seremos niños».
Así se encuentra con la música, a la cual considera el arte más importante de nuestros días, por encima de cualquier otra época, pues, según su mirada, vivimos en la era de la inmediatez, y en medio de tanta prontitud, hacer una pausa para respirar y ver un cuadro, leer un poema o escuchar una canción se vuelve un acto necesario de rebeldía.
La emoción es un sentimiento irresistible para cualquier ser humano. Entre la publicidad y la música es una tesis cada día más vigente. Por eso, tal vez, le gusta rodearse de personas que son fieles a sí mismas y luchan por lo que quieren. No lejos de esta afinidad, Santiago revela en dónde busca su propia felicidad: “La vida es una carrera de resistencia, no de velocidad. Así, las personas que entienden eso, y tienen la paciencia y persistencia para perseguir sus sueños sin desfallecer, me hacen feliz”.
Santiago estudió en el CCB desde Kinder hasta 11°. Podría escribir un enorme libro, hacer una inmensa campaña publicitaria o componer la canción más larga que jamás pensara al tratar de recoger tantos años, experiencias, amistades y aprendizajes: cuando se cayó un árbol mientras cursaba segundo grado, jugar en el arenero del colegio chiquito, las convivencias, los interclases, quedar campeones de microfútbol en grado once (su sueño desde pequeño y lo cumplió), ese es quizás uno de sus mejores recuerdos.
En el colegio, más que en cualquier otro lugar, dice haber iniciado su formación como persona. “Eso se lo debo y agradezco siempre al CCB”, señala. Cada Miss, Mister, compañeros y amigos influyeron en su vida, lo hicieron cuestionar, lo retaban a ser mejor y le enseñaron. Hoy, aunque quizás no los recuerde en su totalidad, con seguridad, podría hacer una lista bastante larga de los rostros y nombres con los cuales compartió.
La emoción es un sentimiento irresistible para cualquier ser humano. Las palabras y las melodías están llenas de significados, las cuales, usadas correctamente, pueden despertar sentimientos en cada uno de nosotros. Por tal razón, para quienes aún están en el colegio, sus consejos revisten esa misma pasión que busca en las personas:
“Hagan lo que les gusta. No estudien algo por descarte; no se conformen con ser buenos en algo, pero que no los hace felices. Si por cualquier razón se equivocan al elegir qué hacer, porque puede pasar, no tengan miedo de cambiar de rumbo. No está mal cambiar de carrera, no está mal irse a otro país, no está mal hacer un alto en el camino. Nada está mal cuando se trata de buscar la felicidad propia, siempre y cuando no atente contra la de los demás”.
En conclusión, recorrer mundos, sin importar lo lejos que estén el uno del otro, puede lograrse con pasión, desde la emoción de ser felices. Para Santiago es importante hacer lo que queremos, pero haciéndolo bien. “Como decía Miss Socorro (quién sabe cuántos estudiantes de ahora la recuerden): todo se puede con moderación«.